Aunque hace ya un tiempo de esta visita, como siempre con algo de retraso, queremos compartir nuestra experiencia gastronómica visitando por segunda vez la localidad conquense de Huete. Si en la primera comimos unas gachas pastoriles artesanas, en esta ocasión, hemos disfrutado de un menú informal de picoteo en el Restaurante La Cibera; en el casco histórico de Huete.
Huete, un pueblo interesante para visitar
Ya habíamos recorrido Huete anteriormente en aquella ocasión, la visita la hicimos con los compañeros de Destino y Sabor. En aquella jornada de cuenqueando descubrimos una interesante comarca, la Alcarria conquense, que casi ha quedado deslumbrada por su gemela Alcarria guadalajareña.
En este pueblo, de larga tradición, posee aún fábricas de quesos manchegos tradicionales, buenas bodegas de vino, almazaras y mielerías tradicionales. Ingredientes nacidos de un campo duro, pero del que los conqueños han sabido adaptarse para obtener lo mejor de él, en oficios como el pastoreo o la agricultura.
Este pueblo posee un patrimonio de lo más interesante, y se ve que especialmente durante el siglo XVI y XVII fue bastante rico, ya que posee una gran cantidad de casas solariegas de gran presencia, monasterios e iglesias. Además de una muralla árabe, cristiana y luego modernizada.
Gastronomía sencilla pero contundente
Durante nuestra primera estancia, hicimos noche en el Hotel Casa Palacio Conde de Garcinarro, gestionado por la agencia Cuenqueando. Allí, además de alojamiento, disfrutamos de una comida tradicional del mundo del pastoreo. Unas tradicionales gachas pastoriles, al estilo manchego.
Durante nuestra segunda visita ya en un restaurante de cocina tradicional, el restaurante la Cibera, también disfrutamos de unos platos de típicos pastoriles. En la práctica, una cocina sencilla, sin grandes elaboraciones, en los que el producto es franco y no queda “engañado” por la mano de la cocina.
Experiencia gastronómica en el Restaurante la Cibera
La verdad es que no medimos el día para regresar a Huete. Elegimos un día festivo, por lo que muchos restaurantes estaban ya llenos por las reservas de los propios optense, como se llaman a sí mismos. Visitamos otros sitios, como el Hotel La Posada del Borbotón, del que nos hablaron muy bien, pero no tenían sitio. Queda pendiente, no lo descartamos, porque nos encantó este pueblo.
Lo mismo nos ocurrió en otro restaurante en Carrascosa del Campo. Otro restaurante recomendado, pero sin capacidad para darnos de comer. Viendo esto, nos adentramos en el casco histórico de Huete, algo que no pretendíamos, al ser festivo, pero que finalmente fue un acierto. Así que fuimos a este lugar recomendado, el restaurante la Cibera; un restaurante de cocina tradicional, que también nos encanta.
El local
Este local es una típica taberna, con dos partes muy diferenciadas. En la parte más exterior hace las veces de bar o taberna, con mesas sencillas y una barra, donde lo locales toman café, leen el periódico, o a determinadas horas, juegan “la partida”. Pero al fondo están los salones comedores.
Conectado ambos ambientes, totalmente distintos, están las cocinas. Sí, las cocinas, pues está la cocina de todo restaurante, normal y corriente, pero también tiene una parrilla de carbón y leña donde se asan las carnes y pescados. Está visible con una mampara, y da gusto ver cómo trabajan la parrilla, lo que te ayuda a comprender qué tienes que pedirte en este lugar.
Nuestro menú
Pese a que había un menú del día, especial festivo, nos decantamos por pedir a la carta, pero raciones típicas de la zona. La verdad es que comimos de maravilla, pese a ser raciones y no un menú clásico, de un primero, segundo y postre.
Morteruelo
Este plato es típico de Cuenca y Albacete. Se trata de un guiso que se hace con hígado de cerdo y otras carnes, especias y pan rallado. Posee bastante elaboración para que quede tipo una crema de untar, ya que se comía como las gachas, «mojado pan». Actualmente, es más fino comerlo con panecillos tostados.
Aunque la descripción de este plato tradicional no resulta especialmente atractiva, de sabor es exquisito. Estaba muy bueno, sorprende.
Queso empanado con mermelada
Conocíamos la combinación de queso y mermelada, sobre todo con quesos frescos o quesos de untar; pero no con este queso manchego semicurado. Con un empanado crujiente y un interior ligeramente fundido y caliente, esta combinación es simplemente una delicia, y es que nos estamos volviendo un poco «ratoncitos», pues nos encanta el queso.
Este plato, perfectamente podría haber sido un postre, pues combinaba dulce y salado de una forma muy armoniosa.
Zarajos tradicionales de Huete
Este es otro plato tradicional conquense y origen pastoril. Se prepara a base de intestinos de cordero lechal marinados que después se enrollan en una ramita de sarmiento y se fríen en aceite de oliva, o se asan en un horno, o se doran a la brasa, como creemos que fue aquí, hasta que quedan bien dorados.
Se suelen presentar como aperitivos y tan solo se condimentan con un poco de limón. Es una mezcla de sabores muy buena, aunque la presencia no es igual todo lo atractiva que pudiera desearse. Menos mal que nos suele gustar comer de todo.
Brocheta de carne especiada
Posiblemente el más convencional de todos los platos que probamos, pues no dejaba de ser una brocheta tipo «pincho moruno» de carne de oveja especiada y hecha a la parrilla. Un básico de casi cualquier cocina y bien podría asociarse nuevamente a una comida de pastores.
Sencilla, finalmente tomamos varias de estas, pues estaban muy buenas y el toque del ahumado de parrilla les daba un toque muy sabroso.
Vino, un tinto roble de la comarca
Para acompañar esta comida, nos pedimos un vino tinto roble, de la variedad tempranillo, procedente de la comarca. En concreto de la Bodega La Estacada. Una bodega próxima a Huete y que pertenece a la DO. Ucles, una denominación de origen de vinos que ya habíamos conocido hace un tiempo, igualmente viajando por Cuenca, con el tempranillo Mesta, en el Restaurante Hostería Casa Palacio de Uclés. Que acabamos de saber que ha cerrado, al menos de forma temporal, pero sin fecha de reapertura.
Sencillo, atractivo y fácil de beber. Un equilibrio muy bueno entre la fruta y la madera, donde predominaba la fruta roja negra. Muy rico y una armonía perfecta para este menú, que como habéis visto era muy sencillo, pero muy sabroso.
De postre, café y cuenta,..
Ese día no tomamos postre en el sentido de la palabra, acabamos el rico queso con mermelada de arándanos. Y tan solo nos apetecieron unos cafés. Llego la hora de pagar, y pagamos a partes iguales. Os diremos que con el vino, que sobró y nos llevamos la botella (faltaría más), pagamos una media de menos de 18 €/persona.
Situación
Restaurante Asador La Cibera
Calle Mayor, 13 (ver en un mapa independiente)
16500 – Huete, Cuenca.
Y como os acabamos de mostrar, Huete es un pueblo con atractivos naturales y patrimoniales. Con actividades gastroturísticas interesantes, como una almazara ecológico próxima, una mielería artesanal y al menos dos bodegas de prestigio, una de ellas con rango de Pago. Pero igualmente, como destino gastronómico, un buen trabajo de los ingredientes para elaborar una cocina tradicional de buenos sabores.
¿Conocéis la zona? ¿Qué os parece este asador restaurante La Cibera de Huete? ¿Nos recomendarías otro lugar similar o mejor en la zona? Dejadnos un comentario con vuestras sugerencias, impresiones o ideas. Seguro que nos son de utilidad a todos.